Nunca estábamos de acuerdo en absolutamente nada,
si yo decía blanco tu decías negro. Si yo me decidía tú te
echabas para atrás.
echabas para atrás.
Nunca conocimos un punto medio, o nos queríamos
a más no poder, o no queríamos ni vernos. Éramos incomprensibles
para el resto de la gente,
para el resto de la gente,
éramos como esos bichos raros que nadie comprende.
Casi nunca tuvimos días buenos, pero cuando
los tuvimos los supimos aprovechar. Y a pesar de los
malos momentos tú me enseñaste a disfrutar de cada etapa de la
vida, me enseñaste a valorar los buenos momentos, las sonrisas,
las palabras
de aliento. Me enseñaste a levantarme después de cada caída,
me enseñaste a sonreírle a la vida y a buscarle un lado
bueno a todo. Pero ahora, tú no estás y no encuentro motivos
por los que alegrarme de ello pero, a pesar de no encontrarlos
prometo no venirme a bajo ¿Sabes por qué? Porque cuando
piense en ti, voy a sonreír como cuando estaba contigo, cuando
sienta que me faltes buscarte tus cartas y en el fondo será como
si nunca te hubieras ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario